Relato participante en el concurso #NuestrosHéroes deZenda Libros
NINGÚN TIEMPO PASADO FUE PEOR.
Hoy es cierto lo que dice el refrán: ningún tiempo pasado fue
peor.
Al menos en los setenta y cuatro años de mi vida hubiera imaginado que, ingresaría en el Hospital el día 9 de marzo para una intervención quirúrgica y que al subirme a planta me pasarían a una habitación con una paciente contaminada del virus este que nos ha tocado vivir.
Por supuesto a las pocas horas era yo la contaminada; me hicieron las pruebas y di positivo. A partir de ese momento me aislaron en una habitación y a los cuatro días de operarme de un cáncer de Colon, me encontré luchando para recuperarme de la intervención y contra el virus maldito. Perdí la noción de todo, me prohibieron las visitas; no he vuelto a ver a ningún miembro de mi familia.
El día 26 de marzo me enviaron a casa.
Tuve la suerte de que en la casa me esperaba Nieves, mi amiga del alma que es la que me cura cuida y acompaña. Ella vino para acompañarme en el postoperatorio y como todos se encontró con la situación que en estos momentos nos ha tocado vivir.
Doy gracias por tener a Nieves que me vino como un ángel caído del cielo.
Pero he de terminar diciendo que ni para mí ni para nadie de los que tenemos recuerdos
Jamás, jamás digo ningún tiempo pasado fue peor.
En toda mala historia hay algo bueno.
Tengo quien me cuida y acompaña.
Araceli Pérez Navas
Al menos en los setenta y cuatro años de mi vida hubiera imaginado que, ingresaría en el Hospital el día 9 de marzo para una intervención quirúrgica y que al subirme a planta me pasarían a una habitación con una paciente contaminada del virus este que nos ha tocado vivir.
Por supuesto a las pocas horas era yo la contaminada; me hicieron las pruebas y di positivo. A partir de ese momento me aislaron en una habitación y a los cuatro días de operarme de un cáncer de Colon, me encontré luchando para recuperarme de la intervención y contra el virus maldito. Perdí la noción de todo, me prohibieron las visitas; no he vuelto a ver a ningún miembro de mi familia.
El día 26 de marzo me enviaron a casa.
Tuve la suerte de que en la casa me esperaba Nieves, mi amiga del alma que es la que me cura cuida y acompaña. Ella vino para acompañarme en el postoperatorio y como todos se encontró con la situación que en estos momentos nos ha tocado vivir.
Doy gracias por tener a Nieves que me vino como un ángel caído del cielo.
Pero he de terminar diciendo que ni para mí ni para nadie de los que tenemos recuerdos
Jamás, jamás digo ningún tiempo pasado fue peor.
En toda mala historia hay algo bueno.
Tengo quien me cuida y acompaña.
Araceli Pérez Navas
